lunes, marzo 15

¡Mucho gusto, Yo soy la mamá!

Sofía nació en Brasil, el 3 de mayo de 2009, fue por cesárea por problemas de última hora en mi embarazo, yo estaba súper nerviosa porque no quería que hubiese sido así, quería un parto natural… pero bueno, al final todo salió muy bien. Cuando estaba en la sala de cirugía, tenía muchos nervios a tal punto que la primera dosis de anestesia no me hizo nada, yo soy aparentemente tranquila en esos casos (sí, claro… era mi primer caso, ¿se imaginó la tranquilidad?), entonces note a los médicos un poco nerviosos y decidí contar chistes, soy re mala para eso, pero en esos momentos uno como que se transforma (producto del nerviosismo), listo, las cosas transcurrieron bien y cuando Sofía nació eran las 10:42 de la mañana, hora local. Hasta aquí todo muy bien… la pediatra me la llevo y yo en medio de mis nervios sin saber que hacer le cogí una manito y le dije: ¡Mucho gusto, Yo soy la mamá! Ploffff!!… creo que eso no fue nada romántico ni tierno… creo que la pediatra me vio con ojos de desconfianza y para mejorar la situación dijo –que belleza, ¿les tomo una foto?… ¡uy! ¿foto? En medio del nerviosismos ni cámara teníamos en ese momento... ¡qué padres inexpertos!

Cuando salí de aquella sala de cirugía y volví a recibir a Sofía me dio mucha pena con ella… sí pena, porque yo veía en las películas que las mamás lloraban y se emocionaban mucho, amigas me contaban de ese acontecimiento de esa forma… pero bueno, en mi caso no fue así. Y es que luego aprendí que a uno solo le muestran el lado romántico de ser mamá, y la verdad eso no es tan así, con esto no quiero decir que las cosas sean terribles, no para nada… ¡ser mamá es una experiencia maravillosa! Pero es bueno saber los dos lados porque hay momentos en que uno se siente la mala de la película… esa primera semana es tenaz, uno sale del hospital y llega a la casa con aquella personita indefensa y totalmente nueva, a uno no le provoca ni dejarla de mirar ni un segundo ¿dónde deje de respirar qué? ¿Ya se puso a pensar? Como nosotros estábamos solos, era un poco más difícil. Yo tenía un poco de experiencia con bebés, cuando cuidaba de mi primo Andrés, pero esa experiencia no se compara con la nueva situación… En fin, van llegando alegrías y angustias, una de ellas es cuando uno no consigue amamantarlos bien, y es que los médicos le explican a uno todo eso, que como los debe coger, etc, y le dicen que si duele o el pezón se raja es porque uno tiene la culpa, avemaría purísima, como dicen en las novelas… esa vaina duele y se raja y la culpa no es de uno, me da rabia cuando esos médicos dicen esas cosas… pero bueno, todo eso va pasando, en mi caso al mes ya era una experta… ufff!!

La verdad es que cuando un hijo llega a nuestras vidas todo cambia, noches en vela, días de mucho cansancio, hubo días en que ni me podía bañar porque no me daba tiempo. No piensen que ahora da mucho tiempo, toca aprovechar que se duerme para ir rápido y hacer algunas cosas. De todas formas ser mamá es tener la oportunidad de sentir un amor incondicional, un amor que nunca antes había sentido. He aprendido que ser mamá es ir ganando sabiduría, tranquilidad y fortaleza para superar los obstáculos y disfrutar de las alegrías que ese nuevo ser trae a nuestras vidas…

Abrazos y gracias por leerme.

Diana R.